BIBLIOGRAFÍA:
Álvarez-Sala JL, Serrano R. Neumonía en el anciano. Med Clin [en línea] 2001
[fecha de acceso 15 de noviembre de 2012]; 117 (12): 454-456. Disponible en:
http://www.elsevier.es/sites/default/files/elsevier/pdf/2/2v117n12a13020118pdf001.pdf
He elegido este artículo porque
habla de la neumonía que es la principal complicación de la gripe, y explica de
manera clara la diferencia con la población general, en cuanto a factores de
riesgos, etc.
Las
infecciones respiratorias son un motivo habitual de consulta al médico de
atención primaria, sobre todo en las edades extremas. La neumonía adquirida en
la comunidad es frecuente en individuos mayores de 65 años. La incidencia es
15,4 casos/1.000 habitantes/año para sujetos entre 60-74 años, siendo de 34,2
casos/1.000 habitantes/ año en mayores de 75 años. En los ancianos la tasa de
ingreso llega a ser 11 o 12 veces mayor a la población general. En las personas
mayores que viven en residencias, estas cifras con aun más importantes, siendo
la principal causa de traslado hospitalario y el 10-18% de los ingresos por
esta enfermedad.
La neumonía comunitaria del anciano
tiene características peculiares en cuanto a pronóstico, factores de riesgo y
etiología. Este grupo de edad presenta una mayor mortalidad, y un 20-25%
necesitan ser hospitalizados. También tienen un mayor porcentaje de ingresos en
cuidados intensivos, en los que la mortalidad llega al 40%. En realidad, en la
cuarta causa de muerte en pacientes con más de 65 años, y la primera si sólo se
consideran las enfermedades infecciosas. Y un 12% de los pacientes hospitalizados
tienen que ser trasladados a un centro
de enfermos crónicos o de larga estancia. A su vez, los que están ingresados en
estos centros presentan una prevalencia del 2%, una tasa de letalidad del 35%,
siendo la causa de un 15% de todas las muertes, y hasta de un 80% de las de
origen infeccioso.
Las
circunstancias de peor pronóstico con la aparición de complicaciones como
hipoxemia, insuficiencia renal, shock o fracaso multiorgánico. Y la mayor
mortalidad de relaciona con varones, padecer enfermedades concominantes
(diabetes mellitus, neoplasias o alteraciones neurológicas), tener hipotensión
arterial sistólica, taquipnea, hipotermia o dolor torácico, o presentar
bactericemia, leucopenia, o afectación multilobar en la radiografía de tórax,
la broncoaspiración y la hipoalbuminemia, trastornos de la deglución, el
encamamiento, la antibioterapia previa, la mala calidad de vida y la
malnutrición.
La
edad no determina la evolución de la enfermedad, sino que el mal pronóstico
estaría en el tratamiento con corticoides o inmunodepresores, la existencia de
un shock, la extensión del infiltrado pulmonar o una puntuación en la escala
APACHE superior a 22.
La
comorbilidad, la presencia de enfermedades debilitantes, la inmunodeficiencia o
los defectos nutricionales, causantes del peor pronóstico de la neumonía del
anciano.
La
edad era, efectivamente, un factor de riesgo para la enfermedad pero, había
otros elementos más importantes como el vivir en una institución cerrada o la
existencia de padecimientos asociados como el alcoholismo crónico, el asma
bronquial, la inmunodepresión, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la
insuficiencia cardíaca.
La
etiología de la neumonía es hasta un 50 % un diagnóstico etiológico. Varios
estudios han señalado que Streptococcus pneumoniae es el principal agente
causante de la neumonía de la persona mayor por las asociaciones
polimicrobianas incluyendo la flora anaeróbica y Haemophilus influenzae. En los
últimos años, nuevas técnicas de identificación bacteriana, espectro causal,
microorganismos atípicos (Legionella, Mycoplasma) son propios de la neumonía
joven. El Chlamydia pneumoniae es el segundo agente etiológico (26%) tras el neumococo en las personas
mayores. Hasta en un 25% C pneumoniae y
microorganismos como Legionella o Mycoplasma.
Para
la incidencia causal de los microorganismos atípicos, así como las
características clinicorradiológicas y evolutivas de la neumonía adquirida en
la comunidad del anciano, no requirió ingreso hospitalario.
Algunas
posibles limitaciones del estudio como los criterios de selección utilizados,
las neumonías graves, las que hicieron pensar en un origen aspirativo, las que
inicialmente requirieron ingreso y las que se produjeron en enfermos con
problemas sociales o psiquiátricos se excluyeron del análisis. Si todas estas
neumonías se hubieran considerado, la frecuencia de microorganismos atípicos,
como agentes causales, habría sido menor y la S. pneumoniae mayor.
La
presencia inicial de un título serológico alto y la seroconversión no
proporcionan un diagnóstico de certeza.
Las
normativas y recomendaciones relacionadas con el tratamiento de la neumonía
adquirida en la comunidad consideran la edad avanzada como un criterio de
ingresos hospitalario. La edad no es un elemento independiente en sí mismo,
depende de otros factores como la comorbilidad, los tratamientos concomitantes,
el estado de nutrición, el entorno social y familiar. El conocimiento de estos
factores el que pueda orientar etiológicamente y condicione el tratamiento y el
pronóstico.