BIBLIOGRAFÍA: Real J T, Ascaso J F. Hipertiroidismo en el
anciano. Med Clin [en línea] 2002 [fecha de acceso 7 de noviembre del 2012]; 118 (20): 784-787.
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HIPERTIROIDISMO EN EL ANCIANO.
Las
enfermedades tiroideas son muy prevalentes en el anciano, pero su diagnóstico y
tratamiento difiere de los estándares establecidos en la población de mediana
edad, debido a las modificaciones que conducen a cambios morfológicos y
funcionales del tiroides que dificultan la interpretación de las pruebas
diagnósticas. A estos cambios se unen las alteraciones que sobre la función
tiroidea tienen otras enfermedades intercurrentes, no tiroideas, muy frecuentes
entre los ancianos, y las interacciones farmacológicas. Las manifestaciones
clínicas de la enfermedad tiroidea son diferentes, atípicas, lo que dificulta
su diagnóstico. Por otra parte, tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo
no tratados aumentan la morbilidad por el agravamiento de enfermedades
cardiovasculares coexistentes, muy prevalentes en los ancianos. Finalmente el
tratamiento puede aumenta el riesgo de complicaciones en el anciano.
El
hipertiroidismo en ancianos tiene una prevalencia variada. Las causas más
frecuentes son el bocio multimodular tóxico debido a una ingestión baja de
yodo, la enfermedad de Graves por elevado consumo de yodo, y el adenoma tóxico
por la toma de yodo contenido en fármacos como el amiodarona.
En
cuanto a manifestaciones clínicas, suelen estar ausentes, pero las más
frecuentes son las cardiavasculares (taquicardia, angina o insuficiente
cardíaca congestiva y fibrilación auricular), neurológicas y musculares (apatía
y síntomas miopáticos, depresión, letargia, agitación y ansiedad, demencia y
confusión), en la digestivas suele haber una pérdida de apetito. En los casos
por enfermedad de Graves, las manifestaciones oculares típicas no suelen
aparecer, en cambio cuando aparecen son más graves y de peor evolución. Y en
los bocios multimodular puede observarse extensión intratorácica, disfagia,
disnea y disfonía. Además, la exploración clínica del tiroides es dificultosa
por la cifosis. En el hipertiroidismo aumenta la pérdida de masa ósea elevando
el riesgo de osteoporosis y fracturas.
Respecto
al diagnóstico, se basa en valores séricos elevados de T4 libre (T4L), T3 o
ambos, con valores de tirotropina (TSH) por debajo del límite de la normalidad.
Existen cambios de la función tiroidea debidos al envejecimiento y a
enfermedades no tiroideas. También debemos tener en cuenta que en ocasiones la
T3 puede estar disminuida debido a la edad, o por ejemplo los niveles
plasmáticos de TSH y la respuesta al estímulo con hormona estimulante de la
tirotropina (TRH) pueden estar disminuidos lo que dificulta el diagnóstico.
Por
último, en cuanto a tratamiento se utiliza el yodo radiactivo aunque
inicialmente utilizamos tionamidas para controlar la producción de hormonas y
conseguir el eutiroidismo. Utilizamos el yodo radiactivo porque es resolutivo y
con pocos efectos secundarios. Además de controlar el hipertiroidismo disminuye
el tamaño del tiroides. Se recomienda tomas bloqueantes beta porque el
tratamiento del hipertiroidismo puede producir agravamiento del mismo por
tiroiditis, y estos controlan la frecuencia cardíaca antes y después de las
administración del yodo. Las complicaciones que puede generar es el
hipotiroidismo que hay que tratar. Los antitiroideos hay que tomarlos 2-3 días
antes del yodo y reintroducirlos una o dos semanas después. Y para prevenir la
embolización del paciente anticoagular.