Bibliografía: Silva
García L, Alés Reina M, Ania Palacio JM, Cara Cañas JM, Puertas Calderón E.
Personal laboral grupo d, Auxiliar de clínica. De la Generalitat Valenciana:
MAD; 2006 p.374-376
He escogido este libro
debido a que me parece que define los conceptos claves referidos a esta
bibliografía de una forma breve y concisa. El vocabulario que utiliza no es
demasiado técnico, por lo que es entendible.
En base a las definiciones
de envejecimiento, se puede extraer un concepto clave para ponernos en situación
en cuanto a lo que vamos a tratar a continuación, y es que el envejecimiento
está mediado por diversos factores, ya sean fisiológicos, psicológicos, …,
cuyas interacciones dan lugar a que el envejecimiento sea diferente,
variando de unos ancianos a otros.
Teniendo en cuenta este
concepto, podemos afirmar que existen variables que condicionan la “calidad”
del envejecimiento, como puede ser, los trabajos que haya realizado la persona.
Por lo tanto, aparte de
definir lo que entendemos por anciano frágil, debemos hacer distinción entre
este, el anciano enfermo y el sano. Definiendo:
- Anciano Sano: persona mayor de 65 años que no presenta ninguna patología, alteración funcional, psíquica o problemas sociales.
- Anciano Enfermo: persona mayor de 65 años que padece alguna enfermedad, ya sea aguda o crónica, pero que no obstante, no produce ninguna problemática funcional, mental o social. Además queda excluido de otros conceptos, como anciano frágil, debido a que no cumple unos requisitos mínimos para caracterizarlo como tal.
- Anciano Frágil: definido como aquellas personas que se encuentran en situación inestable que les podría provocar una dependencia, incapacidad, institucionalización e incluso la muerte. Se entiende como el estado de transición entre el anciano sano y enfermo, aunque esta barrera es bastante difícil de identificar.
Son estos tipos de ancianos
los que deben ser captados lo antes posible, para poder evitar lo anterior
comentado, por esto, este peso recae sobre la Atención Primaria, puesto que son
el primer contacto con la mayoría de ellos.
Para saber, por así decirlo,
cuando un anciano es frágil o no, la OMS propone los siguientes criterios para
diferenciarlos:
- Presentar patologías crónicas e invalidantes
- Edad superior a los 80 años
- Residente en instituciones
- Vive solo
- Sexo femenino
- Pobreza
Para concluir, cabe destacar
la importancia de este sector, puesto que actualmente hay un gran número de
ellos diagnosticados, pero todavía sigue habiendo muchos más. Si no se atienden
como es debido, estos ancianos tenderán a perder su autonomía, libertad e
incluso vida. Una herramienta muy útil para captarlos es la Evaluación
Geriátrica Integral.