Y TU QUIÉN ERES
Una
vez vista la película “Y TU QUIÉN ERES”, paso a comentar algunos puntos que de
ésta hay que sobresaltar.
En
primer lugar, en cuanto a cinematográfica, la película es muy fluida y amena.
Está se desarrolla en su totalidad en una residencia de ancianos. No
encontrándonos ninguna escena que
destaque por sobresalirse de la realidad, con esto quiero decir que la película
es muy real, mostrándonos continuamente lo que realmente es el Alzheimer, así
como por las diferentes etapas que pasa, hasta finalmente llegar al punto en el
que personas con dicho padecimiento no son capaces de reconocer ni a sus
propios familiares. Lo único que puedo resaltar como una escena más sobre
natural, es cuando se pierde Ricardo, y de momento inmovilizan todo, con la
policía, con carteles, etc.
Respecto,
a mi opinión personal, la película me ha llamado mucho la atención, despertando
en mí un gran interés por dichos pacientes. Una de las situaciones que más me
ha llamado la atención es la actitud de Ana, la nieta de Ricardo. Ésta tras ver
como avanza la enfermedad de su abuelo, el Alzheimer, apareciendo en él los
primeros síntomas, pierde los esquemas previos sobre su futuro descubriendo el
mundo de los ancianos y la ternura que éstos despiertan. Todos los cambios de su abuelo se reflejan
en ella, que comienza como un espectador más del declive del anciano y finaliza
transformándose en el eje de la vida de éste. La enfermedad le afecta de tal
modo que decide ser su cuidadora principal retirándose de la oposición, que
hasta la fecha era lo único que daba sentido a su vida. Enfrentándose a su
padre, el cual solo quiere que siga con las oposiciones ya que su deseo es ver
como su hija se hace notario, pero ella piensa que es ese lazo de afectividad
que une a su abuelo a la vida. Por todo esto, considero que es la situación que
más me ha gustado, pues creo que es una situación admirable bajo mi punto de
vista.
Otras
escenas me han producido risa o alegría ante lo que se mostraba, como es el
caso de la escena de los pedos luminosos, cuando Ricardo se va de la residencia
y le entrega su cojín a Andrés, etc. La primera escena de la comida, en la que
el padre comunica que el abuelo quedará en una residencia durante su estancia
en San Sebastián, me parece un comportamiento un tanto egoísta, ya que lo hacen
solo con el fin de estar más “libres”, y tener menos cargo, ni si quiera le dan
la opción de elegir, situación a la que Ana se opone.
Y
por último destaco también, la última escena en la que Ricardo ya no reconoce a
su nieta tras sufrir de forma más severa los síntomas del Alzheimer, esto me
provoca una gran tristeza llegando incluso a emocionarme, es muy triste que
después de haber hecho todo por ellos llegue el momento en el que no te reconocen a
causa de dicha enfermedad, a mi modo de ver creo que es una situación muy dura.
En
cuanto a nivel profesional, creo que el trato es adecuado y agradable,
encontrándose diferentes roles, profesionales y no profesionales, como el
médico, Alicia la cuidadora, Ana, los terapeutas ocupacionales, etc. Todos
ellos intentan darles aquello que ellos realmente necesitan, cariño, cercanía, amor…
Y sobretodo ayudarle mediante diversas técnicas a ejercitar la memoria así como
realizar ejercicio, con el fin de ayudarlos a vivir lo mejor posible,
intentando retrasar así la aparición de los síntomas de dicha enfermedad, pues
ésta no tiene tratamiento.
Lo
único que quiero mencionar dentro de este apartado es el comportamiento que en
ciertos momentos tiene Alicia, ya que los considero excesivos, en ocasiones los
trata como si fuesen niños pequeños, y esto a nivel profesional es un error,
aunque en ningún momento les pierde el respeto, siempre se muestra
cordialmente.
Finalmente,
concluyo diciendo que está película me ha parecido muy interesante por
diferentes aspectos anteriormente mencionados, y que como he comentado en
párrafos anteriores, ha despertado en mí un gran interés. Me ha ayudado a ver
de cerca como puede llegar a vivirse dicha enfermedad, conociendo diferentes
aspectos que en ese momento desconocía.
